Lograr laindependencia económica puede llegar a ser una de las principales metas de los más jóvenes. Sin embargo, alcanzarla suele presentar grandes obstáculos. Aprender a organizar los ingresos y cambiar hábitos financieros son algunas de las prácticas que deben incorporarse para llegar a cierta libertad económica.
La independencia es concebida como la capacidad de una persona de valerse por sus propios medios. En un rango determinado de edad, los jóvenes empiezan a perseguir ese objetivo para liberar a sus padres y poder disponer de sus propios recursos.
Cinco claves para alcanzar la independencia económica
Controlar los gastos. Llevar un control de los gastos del mes (o de cualquier periodo determinado) es uno de los puntos clave para lograr la independencia financiera. Tal vez el primer paso para ello sea conocer cuánto dinero necesita en total una persona para cubrir sus gastos. La ganancia mensual debe ser superior o, cuanto menos, coincidir con el monto destinado a consumición.
Incorporar gastos progresivos. Una opción práctica para empezar a experimentar la independencia económica es incorporar gastos progresivamente. Esto es, empezar a hacerse cargo de pagos que antes realizaba otra persona. Algunos ejemplos de ello son: cuenta de teléfono, mensualidad en gimnasio o actividades extra, pago de obra social, entre otros. Incorporar estos gastos de manera progresiva permitirá disponer de forma consciente del capital de una persona.
Crecer profesionalmente. Destinar tiempo al desarrollo profesional puede generar aún mayores ingresos. Contar con determinadas aptitudes, habilidades e incluso con títulos o certificados que lo reconozcan son algunas de las formas de lograr solventar los propios gastos.
Generar ingresos pasivos. Si el sueldo de un trabajo no es suficiente para sobrevivir, puede ser útil generar ingresos pasivos a los que no sea tan necesario dedicarles tiempo. Ejemplo de ello pueden ser el alquiler de un espacio, de un objeto o la inversión en plazo fijo.
Planificar inversiones. Es bueno dividir los ingresos en diferentes montos. Una regla muy utilizada es la conocida 50/30/20, según la cual la “mensualidad” se distribuye en diferentes categorías: 50% para necesidades básicas, un 30% para gastos imprevistos y un 20% para ahorrar y realizar inversiones que generen mayores ingresos.